Un itinerario que quiere revelar la verdadera esencia de Roma, una ciudad nacida de la estratificación de siglos y siglos de historia, en la que el tiempo nunca se ha detenido.
Comenzaremos en la plaza del Coliseo en frente de las ruinas del Ludus Magnus, uno de los cuatro gimnasios que albergaban a los gladiadores. Desde aquí nos dirigiremos hacia la basílica de San Clemente, donde podremos tocar la estratificación milenaria que dio vida a la ciudad de Roma tal y como la conocemos hoy: descubriremos que la iglesia visible desde la calle es solo la última de tres edificios superpuestos, que visitaremos bajando a los subterraneos. Desde los espléndidos mosaicos de la basílica medieval hasta los frescos de la paleocristiana, terminando el mitre y los restos de la antigua casa de la moneda imperial, pasando por la evidencia más antigua de la lengua vernácula italiana, la Edad Media resultará ser cualquier cosa menos una era oscura, al contrario bastante rica, de estímulos artísticos y culturales.
No hay que perderse en este sentido, a pocos metros de distancia, el conjunto monástico de Santi Quattro Coronati, que conserva el aspecto de una antigua fortaleza. Visitaremos la iglesia, el bello claustro pero sobre todo el Oratorio de San Silvestro, una joya del arte medieval romano cubierto de espléndidos frescos del siglo XIII que nos cuentan las historias del Papa Silvestre y el primer emperador cristiano, Constantino.
Pero los alrededores esconden muchos otros tesoros que merecen una visita, ¡no se pierdan nuestro itinerario para descubrir el Celio!
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